En 1903, los hermanos Jack, Harry, Sam y Albert Warner (Warner Brothers), inmigrantes de origen polaco, se iniciaron en el negocio del celuloide abriendo una sala de cine como exhibidores. La primera fue en New Castle, Pennsylvania.
Las 99 sillas que disponía la sala fueron alquilaras por un módico precio a un empresario de pompas fúnebres local con una condición: las sillas deberían ser devueltas cada vez que hubiese un funeral.
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